Mala pinta
Eso fue en campaña, porque una vez fue elegido, con un escaso 23% del voto ciudadano, el alcalde Petro también se echó para atrás y ya anunció que le entregaría la gramilla a los empresarios amigos suyos. Es decir, el alcalde empezó a pagar favores.
Fue curioso. Una funcionaria de la administración decía la semana pasada que todavía no se conocían los resultados de los estudios técnicos que mandaron a realizar, pero a la vez indicó que se prestaría el escenario. Si ya lo tenían decidido, acordado, negociado y comprometido, ¿para qué se gastaban la plata haciendo estudios? Poco serio y demasiado sospechoso.
Bueno, ya está, ya decidieron entregarle el estadio a la fauna de empresarios locales, los que hoy prometen a Madonna, Beyoncé y otros megaastros, pero mañana lo abrirán para Los Carrangueros y Don Omar. Ahora lo mínimo que se puede pedir es que las garantías, los avales, las pólizas de cumplimiento sean serias, exigentes, bien constituidas, y que no se vayan a convertir en letra muerta, en un canto a la bandera, si, como estamos seguros, la gramilla del estadio termina arruinada en muy poco tiempo porque, sencillamente, no está hecha para resistir ese peso, como dijo Petro en campaña pero se le olvidó en la alcaldía.
Lamentablemente, no existe seguridad de que esto vaya a suceder. El alcalde nombró a Carlos González Puche en el IDRD, y éste ha dado muestras de que lo único que le interesa es cultivar su ego, darse vitrina, publicarse comunicados y de ser un enemigo total del fútbol profesional escudado en un rancio y maloliente sindicalismo. Su presencia en el IDRD, que maneja más de 150 mil millones de presupuesto, es preocupante, y los equipos de Bogotá, los de la A y la B, saben que tienen el enemigo trepado en el puesto más importante, el que les puede negar el estadio, el que les ha montado la persecutoria durante años.
El fundamentalista Petro no gusta del fútbol y para combatirlo nombró a un enemigo del fútbol, un exjugador resentido y con sed de venganza.
Esto no pinta bien, ni con Petro, ni con Puche.
Por: Iván Mejía Álvarez
Tomado del periodico El Espectador
Comentarios
Publicar un comentario