El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), se refiere a una amplia gama de afecciones caracterizadas por desafíos con habilidades sociales, comportamientos repetitivos, habla y comunicación no verbal. Según los Centros para el Control de Enfermedades, el autismo afecta a aproximadamente 1 de cada 59 niños en los Estados Unidos hoy en día.
Sabemos que no hay un autismo sino muchos subtipos, la mayoría influenciados por una combinación de factores genéticos y ambientales. Debido a que el autismo es un trastorno del espectro, cada persona con autismo tiene un conjunto distinto de fortalezas y desafíos. Las formas en que las personas con autismo aprenden, piensan y resuelven problemas pueden variar desde personas altamente cualificadas hasta personas con dificultades graves. Algunas personas con TEA pueden requerir un apoyo significativo en su vida diaria, mientras que otras pueden necesitar menos apoyo y, en algunos casos, vivir de forma totalmente independiente.
Varios factores pueden influir en el desarrollo del autismo, y a menudo se acompaña de sensibilidades sensoriales y problemas médicos como trastornos gastrointestinales (GI), convulsiones o trastornos del sueño, así como problemas de salud mental como ansiedad, depresión y problemas de atención.
Los indicadores de autismo generalmente aparecen a los 2 o 3 años de edad. Algunos retrasos de desarrollo asociados pueden aparecer incluso antes, y con frecuencia, se pueden diagnosticar a los 18 meses. La investigación muestra que la intervención temprana conduce a resultados positivos más adelante en la vida de las personas con autismo.
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